Capítulo 5

Los pechos de Ana eran abundantes. Las poleras solían quedarle estrechas, así que su opción casi invariable era recurrir a sweaters anchos para sentirse cómoda. Eligió uno de color amarillo, con detalles en el tejido que le llegaba hasta la mitad de sus muslos. Unos pantalones negros ajustados y unas zapatillas Vans de igual color.


Cepilló y alisó su cabello para dejarlo suelto y tomarse solo un costado con unos pasadores pequeños que dejó a la vista un pendiente con forma de perla que llevaba en el lóbulo. Maquilló sus ojos con un poco de máscara de pestañas y delineó sus párpados con un lápiz café oscuro; en los labios solo un poco de gloss para que no se vieran secos.  

Eso fue todo. Sabía que era mejor no arreglarse demasiado, ni colocar labiales, porque eso la hacía resaltar aún más y eso era lo último que quería.

《Si yo fuera hombre me encontraría guapa. Claro si midiese sobre un metro ochenta》

Un último vistazo en el espejo del baño y salió a encontrarse con sus amigos que la esperaban en la sala.

- Ana te ves preciosa.

Kate la recibió con su sonrisa cargada de cariño que solo ella sabía dar. Miró a Oscar quien había estado aconsejando a Cris sobre todo lo que él creía necesario para disfrutar de una buena fiesta. Él la miró de pies a cabezas y se volteó para seguir su charla inicial.

El trayecto, como la mayoría que hacían, fue a pie. Habían pocas casas a los alrededores pero los terrenos eran inmensos. Caminaron durante media hora.

La casa de Beatriz, Bea para todo el mundo, era igual que al resto del pueblo. Abundante vegetación por todos lados; no estaba cuidada como la de Kate, pero aún así era agradable. 《Silvestre》. No pudieron conocer el interior debido a que los padres se encontraban en casa y tenían un baño solitario que habían designado a las visitas entre la hierba.

La gente se concentraba en la esquina más alejada del terreno, donde entre todos, mantenían encendido un fojón. Era lo suficientemente grande para abarcar  un par de parejas a su alrededor. Los chicos tomaron asiento en el césped, a un costado del fuego donde la luz anaranjada les daba la suficiente luz para verse los rostros.

Oscar sacó de su mochila unas latas de cerveza que habían pasado a comprar de camino. Le entregó una a cada uno y por más que Cris se negó a recibirla, finalmente aceptó de mala gana a beber sólo una.

Bea se les acercó en varias ocasiones para saber si lo estaban pasando bien, si necesitaban algo, si estaban cómodos. Pero Ana estaba bastante segura de que buscaba la forma de acercarse a su hermano, aunque esté no le había dedicado más de dos segundos de atención en todas las ocasiones, ya que el estaba bastante entretenido escuchando las historias de Kate.
Cuando las cervezas acabaron, Oscar y Kate se pararon para buscar ponche de una mesa al costado de la fogata, donde se entretuvieron charlado con algunos compañeros que hacían lo mismo.

- Cris.

- ¿Ah?

Ninguno de los dos se miraba.

- ¿Qué estás esperando?

-  ¿A qué te refieres? - Centró su atención en la hermana.

- Cris - lo miró - Todo el mundo sabe que babeas por Kate y creo ser bastante apta para decir que mi amiga también lo hace por ti - Suspiró - Así que... ¿podrían hacernos a todos el favor y comenzar a salir de una vez?

A pesar de la oscuridad, Ana estaba segura del rubor que había aparecido en el rostro del menor. De pequeña, siempre disfrutó de poner en situaciones incómodas a su hermano, solo para ver sus expresiones y como las mejillas se le encendían de golpe.

- ¿Crees que debería confesarme hoy? - Se sinceró.

- Creo que deberías haberlo hecho hace por lo menos un año - Le sonrió - No seas tímido, está loca por ti.

Le dedicó una sonrisa de las que su hermano conocía bien. El joven se paró y antes de caminar en dirección a su amiga, le dió un beso en la coronilla.

- Eres la mejor hermanita - dijo mientras se alejaba.

《Lo sé》

Pasaron unos minutos y se terminó lo que quedaba de su cerveza. Esperaba que Oscar regresará solo para poder acercarse un poco a él. Siempre cuando bebían era un poco más fácil.

- Genial, ahora por bocaza me quedé sola.

- Yo te puedo hacer compañía.

Una mano se apoyó en su hombro y sintió como alguien se sentaba a su lado.

Pulso acelerado. Calor en el rostro. Agradeció que estuviera oscuro para que no se viera el color que la invadió.

- Eres en verdad insistente.

- Estoy bastante orgulloso de eso.

- ¿Qué haces aquí? - Aún no le dirigía la mirada.

- Mmm… - Bebió de algo que llevaba en las manos - Bueno desde que llegué me han estado invitando a todos lados y pues no me voy a negar.

- Ya veo. Ahora ¿Qué haces sentado a mi lado? - Deseó con todas sus fuerzas que la lata que sostenía en las manos aún tuviera un poco de cerveza.

- Te vi sentada y me dije “Oh debería acercarme” - Bebió nuevamente - “Quizás hoy también necesite un poco de mi ayuda”.

Eso fue suficiente. Ana dejó la lata a un costado y sin decir palabra apoyó sus manos para levantarse.

- Oye - La tomó por la muñeca antes de que se pusiera de pie - Solo era una broma. ¿No tienes sentido del humor?

A medio parar, al fin le dedicó una mirada e intentó no concentrarse en lo bien que se veía con la camisa negra desabotonada por el cuello.


- ¿De verdad consideras que la razón por lo que te he estado evitando me va a causar gracia? - Su voz reflejó auténtica molestia - Lo lamento pero no lo hace.


- No entiendo porque tanto te avergüenza - Le dijo con voz calmada y segura, sin soltar aún la muñeca - Ese día incluso había una chica sin sostenes dentro del agua, dos personas teniendo sexo dentro de un baño y gente contando cosas que estoy seguro se habrán arrepentido a la mañana siguiente. El hecho que hayas vomitado es insignificante y si te vi con los pantalones en las rodillas es mi culpa. Yo entré cuando se suponía que no lo hiciera - Bajo un tono la voz - Además, no… no vi nada, voltee la cara cuando te vi de pie. No era mi intención - Flaqueo al final.


《¿Se esta disculpando?》


Las piernas le tiritaban por la posición - y los nervios -. Cayó sentada. Prestó atención a la mano que Ángel aún no soltaba a pesar de que ella no se hubiese marchado.


- Ya puedes soltarme - Miró su muñeca.


-Ok - Retiró la mano y miró a su alrededor - ¿Tus amigos? Supongo que no estás sola.


Ana apuntó con el pulgar por sobre su hombro, hacia la mesa junto al fuego.


- Fueron a buscar más alcohol - dijo con voz agotada -. Se supone que ya deberían estar aquí.


- Ya, me quedo hasta que regresen.


Angel miró la lata y la levantó hasta la línea de sus hombros agitándola en el aire. Al parecer estaba vacía. Juntó sus manos sobre ella y presionó, convirtiéndola en una pequeña rebanada de metal. Ana no pudo evitar ver como en sus antebrazos descubiertos, por la camisa que llevaba recogida hasta los codos, se contraían unos músculos trabajados. Dejo el pequeño bulto a un costado.


Ana apartó la vista 《¿En qué estoy pensando?》


- Además de que seas una pésima bebedora, llamarte Ana, saber que Kate es tu mejor amiga y que vamos al mismo nivel y en el mismo colegio, no sé nada más de ti. Cuéntame algo más - Le dedicó una sonrisa.


La chica se quedó en silencio. Tenía miles de cosas que podía contar pero solo vinieron respuestas irónicas y que estaba segura él escucharía de cualquiera que la conociera en esa fiesta. No quería ir por ese camino, preferiría haber comenzado ellas con las preguntas, como por ejemplo porque el interés sobre ella. Esa noche había descubierto, que a pesar de las actitudes del castaño, lo que en verdad buscaba era disculparse y eso la hacía feliz, pero ya lo había hecho y eso sería suficiente, entonces ¿por qué quedarse a platicar más sobre ella?.


- ¿Cuanto mides? - Ladeo la cabeza.


- 1.78 - Habló despacio.


Estaba acostumbrada a esa pregunta. Sabía que en otros lugares y otros países era una estatura normal, le hubiese encantado vivir en Rusia, pero en su pueblo y los alrededores, la altura promedio no superaba el metro y setenta centímetros.


- Woow, ¿eres la más alta de por aquí verdad? - Seguía con su vista fija en Ana.


《¿Estás de broma?》 Asintió.


- Yo mido 1.83. También soy el más alto de por aquí al parecer - Puso la palma de su mano en la pierna de la chica - Es terrible que todo el mundo haga comentarios sobre eso todo el tiempo. Me fastidia que sea lo primero que pregunten.


《¡Ja! Tu también lo has hecho》


- Bah, y eso fue lo primero que pregunté - Sacudió la cabeza - Lo lamento, pero es que llamas la atención - Una nueva sonrisa apareció.   


- Ya lo sé - No pudo contener una sonrisa triste.


Creyó ver como su expresión cambiaba y negaba con la cabeza, pero se distrajo con unos dedos que apretaban su hombro.


- Hola - Oscar había regresado - ¿Interrumpo algo?


- ¡Claro que no! - Ana dijo con un chillido - ¿Por qué tardaste tanto?


- Lo lamento, me entretuve con Bea - Miró hacia su espalda y bajó la voz - Al parecer esta embobada por tu hermano.


- ¡Lo sabía!


- Me llamo Oscar - le extendió la mano al nuevo - ¿Comó te llamas?


- Angel - Le tomó la mano - ¿Amigo de Ana?


- Sí, y su amor platónico  de toda la vida - sentenció.


Se le desencajó la mandíbula y sus ojos no podían estar más abiertos. Comenzó a sentir sus mejillas afiebradas y las manos le sudaban. El corazón parecía que saldría de su pecho. No podía creer que esas palabras hubieran salido de la boca de su amigo.


- ¿Pe..pero, qu.. qué estás diciendo idiota? - Dijo en susurro, bajando la cabeza.


- Ahhhh, ¿Por qué tan seria? Es solo una broma - Rió.


Todo el calor se fue de golpe. Le dolió que jugará con esas palabras. Dolió que ignorara sus sentimientos. Dolió que se riera. Todo la situación le pareció sacada de una pesadilla.


- Ya veo - Angel la sacó de sus pensamientos - Otra cosa que hoy he descubierto de ti.


No pudo ver su expresión porque no era capaz de levantar la vista, las lágrimas saldrían si se descuidaba. Sintió como Angel se colocaba de pie a su lado.


- Me voy - Desordenó el cabello de la chica - Nos vemos Ana - Se dirigió a Oscar - Un placer Oscar.


Se marchó y Ana por primera vez en toda la noche deseo que se quedará a su lado.


- Cris se llevó a Kate - Se sentó a su lado y le entregó un vaso - Dijo que era algo importante - Dió un sorbo - Por cierto, había cerveza en un barril - Sonrió.


Ana tragó un gran sorbo y sintió como la bebida ahogaba sus sentimientos al igual que en muchas ocasiones antes.


-¿Qué te pasa? - Oscar la miraba - ¿Estás enojada por lo que le dije a ese chico? - Pausó unos segundos - ¿Estaban emm.. ocupados?


《¿Ocupados?》


-  ¿De qué hablas? - Volvió a sorber - No pasa nada, por suerte llegaste.


Lo dejó ir, sabía que si mantenía las palabras de Oscar en la cabeza no podría disimular; así que  las hizo a un lado y se centró en disfrutar lo que su amigo había traído.


Continuaron bebiendo y platicando sobre todo; sobre los dos amigos restantes e imaginando sus declaraciones románticas; sobre cómo terminaría el año escolar; y sobre lo bueno que sería tener un auto en ese pueblo.  Rieron y pudieron haber hablado durante horas pero el tiempo había dejado de correr después del cuarto vaso de cerveza.


Cuando Cris y Kate regresaron, estaban demasiado sobrios para entender las bromas de los borrachos, así que decidieron recurrir a la táctica de Ana y llamar un taxi para regresar a sus casas. Primero, dejaron a Oscar apoyado en la puerta de su casa y huyeron al ver encender las luces del dormitorio de los padres. Luego dejaron a Kate, quien les dió dinero a los hermanos para pagar parte del trayecto. Finalmente, Cris bajó a su hermana del vehículo y la tomó de la mano para que no tropezara con nada.


Ya en su dormitorio, Ana realizó su ritual habitual para acostarse. Cuando estuvo lista se dirigió al cuarto de su hermano y se asomó por la puerta.


- Gracias por traerme a casa - Intentó una expresión tierna - Creo que podríamos salir más seguido juntos.


- No tiene gracia si te tengo que traer borracha siempre - Se metió en la cama.


- Gracias Cris. Eres el mejor.


- Gracias también - Se tapó el rostro con el plumón - Todo a salido bien hoy.


- Lo sabía. Buenas noches.


- Buenas noches - Se oyó mientras cerraba la puerta.


Finalmente se rindió en su cama, mientras paseaban castaños por su cabeza.

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