Capítulo 4


Nunca había tenido novio. Había experimentado y compartido besos con un par de chicos, pero siempre fue mientras estaban de fiesta. Sabía lo que sus compañeros opinaban de ella. Los había escuchado hablar varias veces, pero siempre prefirió ignorarlos. Aún así cada vez que oía - Parece uno más de nosotros - o un - Tendría que usar plataforma para besarla - su autoestima caía silenciosamente.


Se había enamorado una sola vez, pero Oscar se empeñaba en ser un amigo insistente que la trataba como un hermano y jamás demostraba ser atento con ella, a menos que estuviera con un poco más de dos tragos encima. Todos sabían sobre los sentimientos de Ana y se burlaban por la ridícula pareja que pudiesen formar. Ella era excesivamente más voluminosa que él, quien a la edad de 17 años  en nada se había desarrollado en comparación con sus compañeros.  Aún así, él prefería a la chica por sobre las burlas. Se sentaba detrás de las amigas inseparables y se las arreglaba para entrometerse en sus conversaciones. Finalmente, y para empeorar la situación, era el mejor amigo de Cris, por lo que Ana debía recibirlo en su casa en innumerables ocasiones y ser víctima de las burlas por su pijama, porque la oía cantar, o fuera cual fuera la circunstancia en la que la sorprendiera. Pero a diferencia del resto de la gente, él buscaba hacerla reír con sus comentarios. Era un buen amigo, pero solo eso, un buen amigo.

Una semana que transcurrió lenta pero sin sobresaltos llegaba a su fin. Había estado mirando su cuaderno durante toda la mañana intentando encontrar entre las líneas la concentración que ese día había decidido fervientemente abandonarla. En vano su mente iba de un lado a otro sin rumbo.

- Ana - susurro su compañera.

- Dime.

- ¿Sabes?, estaba en el baño y escuché decir a Victoria que su primo se ha vuelto popular - Comenzaba a alzar la voz.

- Kate, si vas a hablar de alguien, continúa con el tono de voz despacio por favor.

- Lo siento - continuó - Hasta donde he oído es bastante coqueto con todas, lo que explicaría su extraña actitud el lunes.

- Quedamos en no tocar el tema nuevamente - Dijo casi para ella misma - Ya pasó. Hizo lo que todo el mundo hace. Burlarse. Al menos fue compasivo y no se ha vuelto a acercar.

- Eso te pasa por borracha - puso cara de náuseas - y asquerosa.

- Gracias.

- Solo digo la verdad.

El timbre sonó y todos tomaron su bolso para salir a empujones por la puerta. Despertaron a Oscar quien había caído dormido cuando apenas llevaban 15 minutos de clase y salieron en dirección al comedor, en donde Cris se les unió a la mesa.

Ana no lograba seguir la línea de la conversación. Se quedaba mirando a los grupos de jóvenes que pasaban, imaginando las pláticas lejanas “Mira me pinte las uñas” “Mira mi cabello”. Decidió levantarse y despejar la mente.

- Voy al baño y regreso.

- Apúrate, ya casi terminamos - Dijo Cris.

《Si, claro voy corriendo》

- Ya - Se limito a contestar.

Caminó a paso lento y tardó lo que más pudo dentro del baño solo para molestar a quienes la esperaban. Definitivamente ese día estaba más extraña y desagradable que de costumbre.

Al salir del baño, un cuerpo que no alcanzó a ver se cruzó rápido, haciendo que chocaran y que Ana se ganara un buen golpe en la nariz. La sangre le hirvió en las sienes. Estaba a punto de lanzar un diccionario de insultos cuando le tomaron la barbilla e inclinaron su cabeza. Unos dedos tocaron su nariz.

- ¿Te duele?

Ahí estaba tan intimidante y guapo como siempre. El corazón le dio un vuelco y comenzó a palpitar a toda velocidad. La mano se sentía cálida y suave. Deseó que le acariciara el rostro.

- Ah… no - dio un paso atrás huyendo  de la mano tentadora.

- ¿En verdad? Te golpee fuerte. Lo sentí - dio un paso.

Ana retrocedió otro.

- Estoy bien, en serio - 《Sí claro. Me duele》Hizo un puchero imaginario - Permiso.

Intentó en vano dejar la conversación hasta ahí. Angel le cortó el paso de inmediato.

- ¿Por qué te empeñas en evadirme?  

- ¿Por qué te empeñas en acercarte? - 《Bien Ana, no le des oportunidad》

-  ¿Tiene algo de malo que quiera hablarte? - Su expresión se endureció.

-  ¿Por qué querrías hablarme?.

- ¿Podríamos parar de responder con preguntas?.

- Tu comenzaste.

La respuesta y la expresión de Ana fueron similares a la de un niño pequeño y ella lo sabía. Una sonrisa de dientes perfectos apareció en el rostro del moreno. Era hermoso, más de lo que Ana podía soportar.

- ¿De qué te ríes? - Su corazón volvió a bombear sangre desenfrenadamente.

- Eres infantil.

《¿Qué?》

- Ok... Paremos esto. Me voy - Esta vez no se interpuso en su camino y la dejó avanzar.

Mientras más se alejaba más rápido caminaba. Hubiese corrido con todas sus fuerzas, pero para evitar parecer loca se limitó a no hacerlo. No quería más cotilleo sobre ella. Finalmente llegó casi jadeando al comedor.

- Es hora de irnos - Le dedicó una mirada rápida al grupo de amigos.

Tomo su bolso y se marchó, dejando a todos en la mesa sorprendidos y mirándose las caras. La siguieron en silencio.

《¿Infantil? ¿Quién se cree esté idiota? 》

- Ana ¿podrías parar de correr por favor? - Oscar la tomó por el codo - No vas sola.

Llevaba más de 10 minutos caminando en silencio y bastante más adelantada que el resto. Inspiró hondo. Sacudió la cabeza y desaceleró el paso.

- Eh… lo siento. Hoy no me siento bien.

- Has estado ausente. ¿Escuchaste algo de lo que estábamos hablando? - La miró con frustración.

- Nop… lo lamento, ya he vuelto - Bajo la mirada.
Oscar soltó despacio el agarre. Movió su cabeza a los lados.

- Hoy hay fiesta, en la casa de Bea pero esa no es la novedad. La novedad es que tu hermano al fin se decidió a acompañarnos - Le regalo una gran sonrisa.

《Si sólo fueses más alto》

Miró a Kate. Estaba roja a punto de explotar, los ojos le brillaban y la sonrisa queriendo escapar. Era imposible arruinarle la noche.

- Ok, ahí estaremos, pero yo no cuidaré de tí - Miró a Cris.

- Ana… ni siquiera sabes cuidar de ti misma - Cris negaba con la cabeza mientras hablaba - Ya veremos quien cuida de quien.

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